
Antes de que hubiera visto siquiera la meta, ya intuía que al cruzarla no terminaría la carrera, sino que comenzaría la siguiente etapa. Una fase a la que me cuesta ponerle nombre. Miro atrás y rememoro mi recorrido. Comencé a tomar notas por una promesa que me hice a mí mismo. ¿No me lo pidió acaso un ciego que quería que le describiera lo que ocurría en el hammam? Lo importante es que acudí cada semana durante un año y de allí ha salido mi primera novela. He escrito una novela. Tengo que repetírmelo para asegurarme de que no sea un sueño. Sé que no lo es. El universo aún no lo sabe, pero yo ya me siento un escritor. Esa es quizás la única certeza. Un escritor del que nadie ha leído ni una sola línea. Antes incluso de acabar la revisión, ya sé que al terminarla lucharé para que se publique. No tengo ni idea de cómo se hace. No conozco a nadie en el sector, ni siquiera a alguien que haya fracasado en el intento. ¿Serán suficientes las ganas para superar las dificultades? ¿Puede la ilusión romper todas las barreras?

Cuida la presentación, me dices. Asegúrate de que no haya faltas de ortografía. Lo revisé hasta que me sangraron los ojos. Haz que llame la atención. Le pediré a mi amigo Moualla que me escriba “Meshi shughlek” con su preciosa caligrafía en árabe. Me traerá suerte. ¿Pero así no se va a entender el título? No importa. Es solo para que destaque. Que me distinga de la masa. Quizás eso es lo único que realmente aprendí en la universidad. Si vas a enviar una copia en papel, añade un pendrive con el manúscrito y átalo con un lazo. Siento que debo agradecer por cada consejo que se convierte en una velita encendida en mi sala de ignorancia sumida en las tinieblas. ¿Pretendes publicarlo en digital o por la vía tradicional? Llámame anticuado, pero yo leo los libros en papel y prefiero que el mío aparezca de esa misma forma. No me veo existiendo en internet. ¿A qué editoriales lo enviarás? Tengo mi favorita. Prueba mejor en varias. No te cierres tu solo la puerta. Escoge otras dónde se encuentren los escritores que más te gustan. Me encantaría compartir estantería con Choukri, Taia y Mrabet. En realidad, a quién más me parezco es a Bowles, compartimos similitudes en la biografía. Pero Dostoyevski es mi maestro. Y Miller sigue siendo el que más me ha marcado. Hay tantos con los que soñar. La lista de admirados crece y ya me parece que las editoriales están conformes y que seré yo el que tendrá que decidirse entre Camus y Houellebecq.

He preparado cuidadosamente la copia. Me temblaban las manos en la copistería de la Avenue Imam Ali por temor a que Radouan estropeara la portada que mejor había quedado. Me acordé de ti cuando anudaba la lazada. Un dosier que me presenta y una carta que explica mi transformación. Tal y como me habéis recomendado. Relleno el papelito de correos con la concentración del que realiza una tarea transcendental. Un pequeño paso para el hombre. ¿Remitente soy yo o el otro? El funcionario me atiende como si fuera un envío corriente, sin comprender la relevancia que tiene. Quizás algún día le entrevisten. «Sí, señora. Lo pesé en la báscula y pegué la etiqueta. Una hora antes de cerrar. Luego me fui de cañas.» Lo olvidará rápidamente, pero yo recordaré siempre ese sábado antes de mi cumpleaños. ¿Cuándo llegará al destino? El lunes por la mañana. Si yo lo leí de un tirón en seis horas, ellos podrán hacerlo en dos o tres días. Pongamos una semana para no pillarme los dedos. No quiero desilusionarme si se retrasan. En este preciso momento mi primer lector podría estar descubriendo mi recorrido por los baños públicos. No me responderán de inmediato. Quizás tenga que hablarlo con algún compañero. ¿Querrán que haga cambios? ¿Qué opinarán de un título en árabe para una novela escrita en castellano? Hoy iré al hammam. Quizás me traiga suerte. ¿No sería increíble que me contactaran mientras estoy allí? Una fabulosa casualidad. Cerraría magistralmente el círculo. No hay llamadas perdidas y ya han pasado dos semanas desde que les llegó. ¿Y si ha habido algún problema con el envío? ¿Debería contactarles o es mejor esperar a que ellos lo hagan? Tendré que ser paciente. Hoy mismo me podrían llamar.
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Tiempo rememorado: marzo de 2017
Ten paciencia…te llamarán seguro!!!
Mucha suerte!!Besos
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Gracias por los ánimos. Me he matr´iculado a un cursillo de paciencia…
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o tal vez mañana, pero lo harán!!
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No estoy tan seguro, pero me vale con que lo estés tú. Gracia siempre por pasarte por aquí.
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