¿Recogéis manuscritos?

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Firma de ejemplares

–Laura, doy vueltas como un idiota sin encontrarla. ¿Dónde está? –No localizo las casetas. Mala señal. Alguien me explicó que un escritor novel debe acudir a estos encuentros para ofrecer su novela. Incluso he preparado tarjetas de visita. Mi primera feria del libro. Deberé presenciar las firmas de ejemplares si quiero convertirme algún día en el protagonista. Rodeo el palacio de cristal lamentando mi mala suerte. Pretendía suplir mi falta de experiencia documentándome sobre el trabajo de cada editorial, gracias a sus centenares de páginas en internet. He completado una hoja excel con sus especialidades, los libros destacados de cada colección y su interés por recibir manuscritos de escritores nóveles. La tarea resulta compleja, ya que tienden a ser crípticos. Aseguran rebosar pasión por los recién llegados, pero escasean en sus catálogos. O ni mencionan el asunto. Las dudas abundaban y me aliviaba encontrar a quien reconocía que cualquier envío no solicitado sería convenientemente reciclado. Los he clasificado valorando mis opciones en cada puerta. Treinta y siete son los valorados con una “probabilidad alta de éxito”. ¿Habré exagerado? Ante la incertidumbre, he preferido ser optimista. Pero todo se ha echado a perder. El ordenador no quiere encenderse, desde ayer en el aeropuerto de Tánger. Nada de lo intentado ha funcionado y me obliga llegar a la feria sin la documentación que había preparado. Es injusto que así sea, pero no hay tiempo para lamentaciones. Solo me queda el instinto y la memoria.

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A puerta fría

Vuelta de reconocimiento. No recuerdo nada. Soy un mar de dudas. Deambulo hasta que me lanzo inseguro sobre la primera caseta. El incómodo intento se salda con el intercambio de mi tarjeta por una voluminosa recopilación de cuentos de Chéjov. ¿Pagará en efectivo? La situación es violenta, pretendo que lean mi novela, pero ellos prefieren vender libros. Me siento como si ofreciera enciclopedias de puerta en puerta. Siempre vencen ellos. Me duele el brazo por el peso de las dos bolsas que cargo. La que alberga cinco copias de mi novela no se vacía. La segunda, en cambio, se va llenando con las últimas recomendaciones editoriales. Desesperado, decido preguntar si recogen manuscritos en cada caseta, hasta que me abronca una vendedora. –Lo mínimo que puedes hacer es informarte de lo que editamos. –Me enfado, pero tiene razón. Curioseo los libros de cada puesto durante el resto de la tarde. Mañana será otro día.

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Atando cabos con las tarjetas de visita (Inestimable ayuda)

Hoy monto en el metro con energías renovadas. Mi objetivo se concentra en media docena de editoriales. He madrugado para revisar su catálogo. Tengo algo que destacar de cada una. La escasez de clientes matutinos facilita la charla. Sacan unos minutos para atenderme y comentarme cómo funciona todo. –Recibimos cincuenta manuscritos a la semana. –Carecemos de experiencia en nuevos autores. –No estamos abiertos a escritores españoles. –Saturados, nada hasta agosto. –Te deseo mucha suerte. No pierdas el ánimo. –No he sacado nada en claro pero su amabilidad me devuelve el buen humor. Solo resta mi opción favorita. Sin necesidad de hoja de cálculo, sé que estoy aquí sobre todo para conocerlo. Cuando lo telefoneé hace semanas, prometió leer mi manuscrito. Caseta doscientos setenta y uno. Observo a lo lejos buscando el momento justo. Pero no me atrevo a acercarme. ¿Y si ni siquiera me recuerda? Por fin reúno las fuerzas y pregunto por M.

–Se ha ido a comer. ¿Puedo hacer algo por ti? ­–En dos días de feria, el único que me ofrece ayuda en un empleado que han contratado por dos semanas. Me siento en un banco a esperar el regreso del editor. No me iré de este parque sin hablar con él. Busco en internet una foto suya. Estoy detrás de las casetas y lo reconozco cuando pasa delante de mí. Puedo vigilarlo sin ser descubierto. Sé que tengo que levantarme e ir hasta allí. Haré respiraciones para calmarme. No consigo despegar. Llamaré a un amigo, me dará fuerzas. Muévete, Mrteh. Leeré cinco minutos, me traerá suerte. El editor se marcha. No te vayas, aún no hemos hablado. Lamento la oportunidad perdida. ¿Cómo voy a triunfar en este mundo si no soy capaz ni de saludarlos? Regresa, solo ha ido a por abanicos. Levántate y ve allí. El corazón galopa, me tiemblan las manos. Contaré hasta diez. Arriba, ahora. Un recuerdo doloroso me empuja finalmente. No puede ser peor que aquello. Es la siguiente caseta, ya veo a Chukri fumando. –Hola, eres M., ¿verdad? Hablamos por teléfono sobre mi manuscrito. –¿Eres el del hammam?

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Tesoros magrebíes

Todas las entradas dedicadas a la escritura de mi primera novela se encuentran en la pestaña No es asunto tuyo dentro de la sección El escriba.

Tiempo rememorado: 10 y 11 de junio de 2017

La foto de la Feria del Libro corresponde a la edición de este año y me ha facilitado la librera de Balqis (Casa Árabe). Absolutamente recomendable.

22 respuestas a “¿Recogéis manuscritos?

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  1. Admiro tu tenacidad y tu empuje… Mi tendencia al pesimismo me suele paralizar bastante para este tipo de cosas y hace tiempo que lo di todo por perdido en cuanto a este tema. Mientras tanto, sigo intentando vender mis libros autoeditados por Amazon, con poco o, mejor dicho, nulo éxito (bueno, suena la flauta muy de vez en cuando, pero en fin…) En todo caso, yo siempre seguiré escribiendo, sin eso no podría vivir.

    Mucha suerte y ojalá consigas publicar muchos libros y cumplir tus sueños 🙂

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    1. Querida Salander,
      para mí también es fundamental disfrutar durante el proceso de escritura, pero es verdad que después lograr la publicación es bastante complicado. En mi favor tengo que soy cabezota.

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    1. No me preguntes por qué, pero contar mis miserias me parece parte del juego. Es como si hiciera un pacto de transparencia. Me resulta agotador tener que salir siempre guapo en la foto.

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  2. Muchas gracias por compartir tu experiencia en ese «otro lado de la escritura». Además de estar muy bien escrito y descrito, tiene un interés extra para mi, dado que, si algún día doy el paso a la publicación, me aporta mucho conocer experiencias como la tuya.
    Esa parte que describes, la de las relaciones públicas, la del puerta a puerta,… es la parte que intuyo menos disfrutaré del proceso literario. Siempre me he sentido extraño: ajeno a mi, cada vez que se me ha empujado a «venderme» ya sea en la literatura o en otros menesteres a lo largo de mi vida.
    Por otro lado, seguro que es una experiencia muy válida como aprendizaje y como parte de esa fase de crecimiento que es en resumen la vida.

    Mucha suerte, Alberto, pase lo que pase nadie podrá quitarte el disfrute de escribir y el placer de leer esos increíbles cuentos de Chèjov 😉
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Andoni,
      la experiencia es a ratos frustante. Por eso me dedicí a relatarla. Siento que en estos tiempos de «siempre perfecto en instagram», es necesario contar las cosas con realismo, aunque no salgan como uno desearía.
      Si algún día te decides a dar el paso, avísame y te puedo comentar en detalles otras facetas.
      Gracias por tus ánimos.

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  3. Hola. Me ha parecido un post muy interesante, tanto por su contenido, como por la forma de contarlo. Es como una vivencia a modo de relato. Qué difícil el mundo editorial y sobre todo para los escritores que estamos empezando… Pero al fin y al cabo lo cierto es que no hay que perder el ánimo y hay que ser muy constante. Solo perdemos si abandonamos.
    Un saludo 🙂

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado esta entrada. Te agradezco profudamente tus palabras.
      A la espera de que mi novela sea publicada algún día, he compartido en este blog cómo ha sido su proceso de escritura. Lo puedes encontrar en la sección «El escriba» bajo el título «No es asunto tuyo». Seguro que encuentras más momentos que te resulten familiares.

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  4. Voy con retraso en la lectura de tus relatos, pero hoy por fin me voy a poner al día!! En cuanto a éste, sé que alguien en una de esas editoriales o en otra, se dará cuenta de lo especial de tus historias y de lo que nos enganchan. A por ellos!!

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    1. Me debato entre aclararte que en El zoco del escriba no se hace control de asistencia y agradecerte tus insensatas palabras de ánimo.
      Así que «Meshi mushkil» y «shukran».

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