Gaspard Njock emprende su viaje sin retorno

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Un voyage sans retour, de Gaspard Njock

Cada febrero se celebra el Salon du Livre de Casablanca. Hasta hace bien poco, ni siquiera era consciente de su existencia, pero desde hace un par de años se ha convertido en una cita indispensable en mi calendario. No solo eso, sino que ahora lamento no poder desdoblarme para asistir a dos encuentros literarios que me interesan por igual. Reviso el programa y a veces escojo entre un pabellón y otro apoyándome únicamente en la intuición. En los ratos muertos, incluso me acerco con la simple esperanza de encontrarme con algún conocido. Si hago memoria, diría que el domingo que conocí a Gaspard Njock, simplemente estaba buscando un sitio donde descansar.

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Gaspard Njock en el Salon du Livre de Casablanca

Me alivia descargar el ordenador que llevo colgado al hombro y una bolsa que se ha ido llenando de libros. En cuanto me siento, me llama la atención un hombre grandullón de piel oscurísima que ha adoptado una postura majestuosa. Lo observo sin pudor y descubro sobre sus rodillas un enorme bloc de notas sobre el que ha comenzado a hacer un dibujo. Mira al frente, observa a los conferenciantes y mueve grácilmente su mano para retratarlos. Su rostro me resulta familiar y rebusco en la lista de participantes empujado por una corazonada. Esta misma mañana no he podido asistir a la presentación de un cómic que parecía interesante: Un voyage sans retour. Efectivamente el hombre que pinta es su autor, releo su nombre y me sumerjo en internet buscando información sobre él: Gaspard Njock, camerunés, vive en Paris, diseñador gráfico. La portada de su cómic muestra a un africano que huye, perseguido por la policía de algún país europeo. Pienso en cómo volcamos nuestras propias experiencias en lo que creamos. ¿Cómo habrá sido su recorrido hasta Europa? Ya me imagino escuchando su historia.

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Un verdadera estrella
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Cámaras y curiosos

No soy el único que pretende hablar con él, los colores de su cuaderno atraen a cámaras y curiosos. Tengo que esperar mi turno, pero la recompensa consiste en una charla animada. A los pocos minutos descubrimos que en italiano es la forma más sencilla de entendernos. Y al hablarme en ese idioma, ya me resulta simpático, quizás porque me hace recordar lejanos paseos por las playas de guijarros de Cinque Terre. Y me imagino en la orilla escuchando la música que producen las olas, pero en mi ensoñación se aparecen pateras llenan de migrantes que sueñan con vivir mi vida. Me gustaría preguntarle por su llegada hasta aquellas costas, pero quizás por pudor, o porque me interesan los recorridos marroquíes de otros viajeros, me limito a saber sobre su estancia en Casablanca. Esta es su primera vez y siente una enorme curiosidad por descubrir cada rincón. La excusa perfecta para dar un paseo juntos por la ciudad.

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Buscando la belleza

Nos acompaña un muchacho que trabaja en la feria, alguien que conoce la ciudad mejor que yo y que nos hace de guía, así que puedo relajarme y perderme en la conversación. Y al sentirme a gusto, casi sin darme cuenta, comienzo a silbar mientras caminamos. Gaspard me interrumpe sin reparo para adivinar la procedencia de la melodía: Madama Butterfly, Madama Butterfly. Parece un chiquillo en un concurso. Y sonríe orgulloso por haberla reconocido en apenas unos segundos. Incluso se atreve a cantarla: e un po’ per non morire al primo incontro. Algunos viandantes se quedan mirándolo, ellos también se asombran de la presencia de un camerunés enorme que va cantando ópera por las avenidas de Casablanca. Así descubro que es lo que más le gusta del mundo. El solo, sin que nadie lo cebe, se entusiasma y su charla se llena de decorados y de tramoya y asegura saber muy bien en qué consiste su trabajo: en buscar la belleza del mundo. De repente, su gesto se amarga: Claro que he hecho un cómic que denuncia el drama del Mediterráneo, pero eso no significa que únicamente puede hablar de inmigración en las entrevistas. En realidad, lo que sé lo he visto en las noticias, pero los periodistas… Ahora lo interrumpo yo: ¿Y tú cómo viajaste a Europa? Fui gracias a una beca de estudios. Noto cómo enrojezco al recordar lo que me había imaginado previamente, al final no soy muy diferente de esos periodistas que lo juzgan basándose en el color de su piel. Gaspard parece no notarlo y retoma la charla: me gusta más hablar de teatro y de la vida de Maria Callas y se pone de nuevo a cantar. Reconozco que yo también prefiero admirar la belleza del mundo.

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Despertar

Las imágenes de este artículo están extraídas de Un voyage sans retour, de Gaspard Njock, editado por Nouveau Monde graphic.

 

12 respuestas a “Gaspard Njock emprende su viaje sin retorno

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  1. Maravilloso Gaspard. Le conocí en Bassiano. (LT). Está casado con una arquitecta estupenda: Pina. Son acuarelas son insuperables. El libro dedicado a Aldo Manuzio, el Gran impresor Renacentista es fabuloso.

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    1. María,
      muchas gracias por tu comentario. Me impresionó verlo trabajar en directo y su «Un voyage sans retour» me ha gustado mucho. Gracias por la recomendación del libro de Aldo Manuzio.

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  2. Gracias, Alberto, por acercarnos a este peculiar camerunés. Leyéndote entiendo lo de la acuarela. Sus dibujos transmiten ambiente, no sólo son escenas…. No sé casi francés, pero creo que me voy a hacer con su cómic.
    Y, pasear por Casablanca a golpe de música de ópera, tiene que ser una experiencia. Leyéndote dan ganas de estar en ese recorrido con vosotros.

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  3. Un encuentro muy interesante. Debió ser toda una experiencia oírle cantar ópera y me recuerda cuando paseaba por París oyendo cantar «la dona e mobile» a alguien que acababa de conocer y que hablaba serbocroata… nos entendíamos en francés básico, pero hay un idioma universal que sabe unir a las personas de distintas culturas…
    Muchas gracias Alberto, me ha gustado mucho.

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  4. Hola Alberto

    Como tú dices, son todavía muchos los prejuicios que tenemos cuando hablamos con gente de color. De color negro para ser más preciso.

    Y nos sorprendemos cuando tenemos a veces referencias parecidas. Cada persona es un mundo con independencia del color de su piel.

    Un abrazo

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