Las puertas de los fabuladores de Fes

Nos hemos adentrado en la medina cada uno por un lugar diferente, como si supiéramos que nadie debe vernos juntos hasta llegado el momento. Camino deprisa por el laberinto de callejuelas. Siento que cientos de ojos curiosos me vigilan y me desvío hasta encontrar Dar Arsama, el riad donde S. nos ha citado. Nos ha prohibido desvelar nuestros nombres. Al golpear la aldaba, oigo unos pasos presurosos que descienden, apenas se entreabre la puerta y el brazo de V. me invita a pasar. ¿Te ha visto alguien? Se asoma a la calle para confirmar que mi respuesta es cierta. Me invita a subir directamente a la azotea para escapar del calor de final de verano. Todos están allí esperándome, iluminados por unas velas que desfiguran sus rostros en la oscuridad nocturna. Me disculpo por haber llegado tarde y obtengo un vasito de té como respuesta. Tan pronto como le doy un sorbo, M. despliega sobre la mesa un mapa de la medina de Fes. Creía yo que conocía bien este lugar, pero entonces descubro que apenas me he movido por una parte mínima de su vasta extensión. Este es nuestro territorio.

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Nuestro territorio

No somos los primeros en intentar conquistarlo. Nuestra tarea ya está marcada: cada uno debe desvelar uno de los muchos misterios que albergan sus muros. De repente, la empresa parece enorme y tememos no lograrlo. Divide y vencerás, ha debido de pensar S.; y, para que nos olvidemos del posible fracaso, plantea el reto como un juego que funciona según algunas reglas. Nos impone dos obligaciones y una prohibición que nos ayudarán a descubrir lo que buscamos. Cada uno debe comenzar su fábula en una de las puertas y terminarla en otra. Desde allí partirá el siguiente fabulador hasta la siguiente. Y así, de puerta en puerta, rodearemos por completo la medina hasta terminar exactamente donde comenzamos. Nos repartimos los trayectos con aparente sencillez. Algunos nos inclinamos por un lugar que no conocemos bien, y otros prefieren moverse por terreno conocido. Quizás se guarden un as en la manga.

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Bab Ftuh

Pero de inmediato descubrimos que las ideas previas de poco nos van a servir. Tan pronto como S. nos anuncia la segunda regla del juego: Tendréis que salir ahí fuera a buscar vuestras historias. Nada de desempolvar algún relato que tengáis escondido en un rincón de la memoria. Mañana mismo haremos el recorrido a pie. Iremos con los ojos y los oídos bien abiertos. Aquí tenéis unas libretas que utilizaréis para anotar todo lo que llame vuestra atención. Nos veremos de nuevo mañana para hacer a pie el recorrido completo. Como guía tendremos a A., un hijo de la medina.

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Bab Buylud

Al mirar a mi alrededor, siento la excitación de mis compañeros. Preferiríamos no tener que esperar toda la noche para comenzar la caminata. Antes de que alguno confiese que nada le gustaría más que contar su relato tal y como se siente al deambular por estas calles, S. nos advierte que debemos respetar una última regla. La prohibición que faltaba. El protagonista de la historia no podrá ser uno mismo. Son los misterios de Fes lo que andamos buscando, no hemos venido aquí para airear nuestras miserias. Terminamos la noche con una promesa, la de aceptar las condiciones impuestas y reunirnos al día siguiente en el lugar convenido. Y entonces nos dispersamos presurosos, girándonos en las esquinas para asegurarnos de que nadie nos sigue.

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Los Fabuladores de Fez

Parecía que la noche no iba a terminar nunca, pero finalmente ha salido el sol y ya nos encontramos en el lugar escogido para adentrarnos en la medina: Bab Ftuh. En frente de nosotros hay un cementerio que provoca las primeras preguntas, sobre todo al fabulador cuya fábula debe comenzar precisamente allí. Y entonces nuestro guía comienza su propio relato, en el que se mezclan los hechos de la Historia con las vivencias de su historia. Y tan importante parece conocer lo que aconteció a aquel sultán como saber las películas que se proyectaban en ese cine que está a punto de caer desplomado. Y su entusiasmo es tal que nos olvidamos de que nuestra misión exigía máxima discreción y voceamos nuestros nombres mientras caminamos con el zoco que nos lleva a la siguiente puerta. Y a uno le interesan unos huertos ya desaparecidos, y a otra el prostíbulo que reinaba en otro rincón. Y lo que vemos ya nos es lo que vemos, sino lo que imaginamos mientras escuchamos a Ahmed, el guía de Los fabuladores de Fez.

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Los fabuladores de Fes

Los fabuladores de Fez, editado por SureS se puede encontrar en la Librairie des Colonnes y la Librairie des Insolites en Tánger, la Librairie Bounouz Al Maarifa de Fes y en la Librería Balqís de Casa Árabe en Madrid (Con distribución a toda España).

Los fabuladores de Fez somos El Mostafa Bouignane, Alberto Mrteh, Violeta Caldrés, Ahmed El-Moustaguite, Sahar Ouafqa, Marina Martínez Contreras, Ali Tajiti, Santiago de Luca y Maribel Méndez.

 

15 respuestas a “Las puertas de los fabuladores de Fes

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  1. Alberto, con esta presentación has conseguido que surja en mí una profunda curiosidad, quiero leer ese libro, ¿Qué fabulas guardan los muros? me encanta.
    Me encanta esa manera tuya de mantener la intriga e ir dando pedacitos de información. Gracias por compartir
    María Pilar https:/meapasionanloslunes.es

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  2. Siento profunda envidia, me hubiese encantado formar parte de ello, según te leo. Sobre todo, tratándose de Fez y de un paseo con mirada literaria. Ideal!. Será mi principal adquisición en la próxima visita.

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      1. Yo tengo un trayecto en el corazón de la Mellah, que me dejó fascinada…. a ver si me decido a relatarlo. Y… te tomo la palabra, sobre el paseo, con un attay en Ba Abdellah…mirando la vida pasar.

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    1. Hola Alberto, es una envidia descubrir la medina de esa manera.
      Solo hay un pero, sin guia no soy capaz.
      Me quedo con la literatura.
      Pendiente de adquirir.
      Un abrazo

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