¡Menuda grieta se ha abierto a mis pies! ¿Por qué no prestaría atención a las señales de aviso? Podría decir que he tenido mala suerte, pero en realidad no había puesto medidas preventivas.

El primer zarpazo ocurrió en la navette, el tren que me lleva de Rabat a Kenitra. Era domingo al mediodía y, como me dolía la cabeza, cerré los ojos y me quedé dormido. No temo pasarme mi parada ya que me bajo en la última. Los viajeros descienden y la nave regresa a Casablanca para continuar con su diapasón de ida y vuelta. Había quedado con un amigo, pero al intentar llamarlo, noté que el teléfono había desaparecido. ¿Se me ha caído o me lo han cogido?
Duplicado de tarjeta, teléfono nuevo y pretendo continuar como si nada. Pero al poco comprendo las consecuencias de mi descuido. La agenda de contactos está medio vacía. ¿No la había vinculado con el correo electrónico? Debí de hacerlo mal. ¿Tiene solución? Claro, si instalo whatsapp, seguro que saldrán los antiguos mensajes y así recuperaré los números. ¡Qué alivio! Pero, maldito temblor de manos, toco la tecla que no debo de la aplicación y se esfuma todo el historial. De golpe me siento aislado del mundo. ¿Acaso he perdido a todas mis amistades? Toca esperar a que me contacten.

No fue hasta un par de semanas más tarde que me percaté de que además había perdido las fotos de los últimos meses (¿años?). Decenas, cientos, miles de imágenes que no había descargado en el ordenador porque prefiero tenerlas a mano. ¿Y por qué no te haces una copia, Mrteh? Silencio. No tengo respuesta para justificar mi continuo posponer para mañana. ¿Qué imágenes pondrás ahora en el blog? Intento cuantificar la magnitud de la pérdida: segunda subida al Tubqal, visita a Azmur, recorrido por Larache con Laabi, chapuzón bajo las cascadas de Uzud y esos instantes que me asaltan en el día a día. A veces los fotografío solo para recordarlos y quizás plasmarlos en algún relato. Como no tengo buena memoria, registro lo que me llama la atención para no olvidarme. Pensaba que así resolvía el problema, pero lo cierto es que con el extravío del teléfono se han evaporado esos recuerdos.
Y la última, la que más duele. Ya venía quejándose el ordenador… Un día se apaga solo, el otro tarda en encenderse. Y la copia de seguridad sin hacer. ¿Y por qué no lo subes a la nube? Es que desde que leí 1984, me da pavor la policía del pensamiento. Mejor lo copio en un disco externo. Mañana mismo lo hago. Avanza el calendario hasta que un fatídico día el ordenador no arranca. Intento esto y aquello mientras se me acelera el corazón. Lo mejor será reinstalar el disco. Parece arreglarse y me calmo. Entonces me percato de que ha desaparecido todo el contenido. Casi ni me atrevo a hacer balance de la catástrofe. Necesito darme un paseo para analizar cómo recuperarlo. Sé que mis escritos están a salvo, pero las fotos se han esfumado.

Por la noche, me asaltan las pesadillas. Camino por Jemaa El Fna, pero está medio vacía, ha desaparecido el jolgorio y la halqa. Ya no hay saltimbanquis, ni mujeres que tiñan las manos de alheña, ni monos de berbería, ni zumos de naranja. Los puestos ambulantes no hacen señales de humo y el café de France ha cerrado. Ya no tiene alma la plaza. Empiezo a correr por las callejuelas de la medina, desesperado, como si así pudiera atrapar mis recuerdos. Si no los poseo es como si no fueran reales. ¿Acaso nunca he vivido en Marruecos?
Al despertarme me invade una tristeza que me acompaña durante todo el día y que me pesa tanto que me cuesta incluso caminar. Me siento incapaz de pensar en el futuro, tan solo añoro lo que se me ha escapado. De improviso, llega un mensaje. Es Muahsin, que me reenvía una foto de nuestra última excursión. Me encanta volver a verla y recordar lo bien que lo pasamos aquel día. Le cuento mi problema y me envía más. Por fin una idea reparadora. ¿Cómo no lo habré pensado antes? Los amigos me pueden devolver las imágenes que compartí con ellos. Los busco en las redes sociales y comienzan a lloverme los recuerdos: Beni Mellal, Mehdia, Banasa, Mulay Buselham… ¡Vaya suerte! Resulta que los momentos que compartes son más difíciles de perderlos. Será ese mi propósito para el nuevo año. Compartir.


Por eso tengo otro blog en blogspot, sólo de imágenes. Allí no hay límite, y sino creo otro…
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No lo había pensado. Gracias por la idea y por pasearte por el zoco. Un saludo.
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Querido Alberto: Lo primero, ¡qué alegría volver a recibir tus posts… un regalazo. Lo segundo, no tengo fotos contigo, más que las que te tomó Sergi, mi hijo, aquel dia en Rabat. En cualquier caso, perder fotos, o cuadernos, es una pérdida tremenda, aunque a veces sirve para activar recuerdos, que seguramente estarán absolutamente tergiversados, solamente rememorando aquello que verdaderamente nos ha emocionado.
Me alegro mucho de poder volver a leerte.
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Laura,
me voy a quedar con esta idea de que la pérdida me ayudará a activar algunos recuerdos.
La pérdida también genera muchas ganas de seguir viajando y hablando con la gente.
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Querido Alberto
Hablando de misterios y duendes informáticos, te estaba escribiendo un mensaje… Y la conexión desapareció justo cuando se estaba enviando… ¿habrá llegado?
Solo quería desearte un feliz año, que me gustaba ese concepto que ya practicas (compartir palabras) y que voy a perderme por las callejuelas de tu blog y alcanzar el zoco.
Beso
Hildy
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Querida Hildy,
muchas gracias por pasarte por aquí. Feliz año a ti también. Creo que el mensaje perdido nunca llegó. ¿Adónde habrá ido?
Ya sabes que me encanta tu pasión al hablar de las películas.
Un abrazo.
Alberto
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Hola, otra vez de vuelta, cuanto me alegro.
Que dificil tener todo amarrado y protegido., demasiadas grietas por todos los lados.
Un abrazo.
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Parece que cuanto más queremos atar las cosas, más fácilmente se desatan. Me alegro de volverte a ver por aquí.
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Feliz año nuevo amigo
El dom., 3 ene. 2021 7:03, El zoco del escriba, de Alberto Mrteh escribió:
> Alberto Mrteh posted: » ¡Menuda grieta se ha abierto a mis pies! ¿Por qué > no prestaría atención a las señales de aviso? Podría decir que he tenido > mala suerte, pero en realidad no había puesto medidas preventivas. Perdido > en el tiempo El primer zarpazo ocurrió en la nav» >
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Muchas gracias,
feliz año a vosotros también.
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Bellissimo racconto Albertino. Perdendo le cose ci accorgiamo che ci rimangono le cose essenziali
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Mi piace tanto tua filosofia da vivere! Abbracio, Dr Limone.
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Alberto!!!Qué alegría poderte leer de nuevo!!!
Para este año recién estrenado: fuerza, salud y a por todas.
“ El arte de la memoria consiste en distraer lo malo para consolidar lo bueno”
Besos amigo
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Gracias, Ros.
Me encanta ese pensamiento acerca de la memoria.
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Entiendo tu procrastinar continuo ….parece como si atrapando, ordenando y reservando nuestras cosas el mundo que nos rodea fuese más seguro y, sin embargo, creo que lo hacemos conscientemente aunque no queramos reconocerlo. Para las almas creativas el orden nos resta . Queremos conservar en la memoria para así tener la vida sin trama ni puerto….
Beso
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«Para las almas creativas el orden nos resta». Voy a pensar sobre esto que dices. No estoy seguro de que funcione conmigo.
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Feliz año!! Pues como te puedes imaginar, a mi me pide pasar eso mañana mismo. Un besazo!
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Jajaja, me da que no soy el único que pospone sin parar… Un abrazo.
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Así como resumen…
Welcome back.
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¡Bienhallado!
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¡¡Hola Alberto!!! ¡¡Feliz año!! Como me alegra saber de ti. Que bonita historia a pesar de la pérdida del móvil y de tus fotos, aunque ahí están las redes sociales para recuperar los recuerdos compartidos Espero que te encuentres bien de salud (física y espiritual)
Un abrazo
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Yo soy el primero en alegrarme por volver a escribir. Espero no tardar otros seis meses en volver a escribir. Yo también espero que te encuentres bien.
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Vaya, qué faena! Y eso me recuerda que yo también pospongo demasiado lo de las copias de seguridad. Pero qué alegría volverte a leer y que vayas recuperando imágenes y recuerdos gracias a los amigos que, como siempre, son un tesoro. Feliz año, Alberto!
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Muchas gracias Olga, estoy plenamente de acuerdo en que los amigos son un tesoro. ¡Cuidémoslos!
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