Las tres hermanas del yin

Cuando hace un par de días Aya le preguntó a Mostafa por los dragones de la plaza, no se imaginó que la explicación se remontaría hasta las montañas del Atlas, ni que su nuevo amigo tardaría más de una sentada en contarle la historia. Ayer mismo le dejó de nuevo con la intriga. Esta mañana Aya ha tenido la tentación de comprobar en internet si era cierto lo que le había contado, pero en el último instante ha cerrado los ojos para no descubrir la verdad, temiendo que se rompiera la magia.

Ya lleva esperando más de media hora y Mostafa no aparece. Aya mira inquieta a todos lados fantaseando con alguna explicación. En lugar del joven, llega voceando un chaval que discute con su hermana pequeña. ¡Que te digo que aquí no hay dragones! Pero, Yahia, ¿no los ves por todas partes? Aya sonríe al identificarse con aquella niña e incluso decide entrometerse en la conversación. ¿De verdad no conocéis la historia del dragón de Azmur?

Esperando a Mostafa

Sin pretenderlo, Aya les acaba relatando lo que le contó Mostafa. Va cambiando algunos detalles según su propio gusto, le suaviza el deseo sexual a la bestia y se concentra en su hambre voraz, cambia la violación a la muchacha por un matrimonio a regañadientes y antes de darse cuenta ya está el hijo del yin escapándose río abajo perseguido por sus hermanas y llegando hasta Azmur. En este punto se le acaba la historia y Aya decide inventarse el resto.

Tengo noticia, querido niños, de que en cuanto aquel yin nacido en el lago Aguelmam asomó su cabeza por las aguas del Um Rabia vislumbró a unos niños jugando en esta misma plaza de la mellah y se le despertó un apetito terrible del que solo sus tres hermanas se percataron. El monstruo marino se transformó entonces en un adorable gatito, se dejó ver por los chavales y les maulló cariñosamente hasta que se acercaron para acariciarlo. El animal los miró uno a uno y se decidió por el hijo del panadero, ya que tenía las pantorrillas mejor desarrolladas.

Inventándose el final

El malvado gato ocultó sus garras, abrió los ojos y se dejó manosear por el muchacho hasta conseguir que encariñara de él y que se lo llevara a casa oculto bajo sus ropas. Su plan era devorarlo en cuanto el niño cayera dormido, pues despierto podría alertar a su familia. Las tres hermanas le habían seguido de cerca convertidas en mariposas blancas, adivinaron que tenían que hacer algo de inmediato y entraron en el taller de un fabricante de tapices. Se posaron en el hombre del artesano y le advirtieron del peligro que corría el niño. El tapicero, decidido a evitar la catástrofe, fue a buscar a su propia hija para explicarle un plan disfrazado de juego infantil con recompensa.

La hija del artesano fue a casa del vecino y le pidió al niño que la acompañara a la muralla. El gato, que se relamía imaginándose dos bocazos en lugar de uno, salió tras ellos. La pequeña corrió hacia la plaza y subió las escaleras de dos en dos hasta el mirador, el niño la perseguía divertido y el gatito apenas podía escalar los primeros escalones, así que, harto de tanto esfuerzo, el yin decidió transformarse en un lobo con los colmillos bien afilados. Ya estaba a punto de morder al hijo del panadero cuando de las sombras surgió el artesano armado con los aparejos de su telar con los que golpeó fuertemente al yin, que cayó escaleras abajo, y entonces lo ató con hilo de tejer alfombras. Confiando en los consejos de las mariposas, le anudó varios ladrillos con cuerdas, lo llevó hasta la playa y lo arrojó al mar tan pronto como la mayor de las hermanas había hecho tragar al yin una bola de somnífero.

Salvando al hijo del panadero

Y así fue como el hijo del panadero se salvó de una muerte segura. ¿Os ha gustado? Sí, mucho, pero nos prometiste que nos hablarías del dragón de Azmur y no ha salido ninguno. Solo entonces Aya cae en la cuenta de su descuido y mira al frente sonrojada. Allí mismo ve a Mostafa que ha escuchado todo su relato y que la mira con orgullo. El joven decide echarle un cable: Pues claro que ese no es final, el yin permaneció dormido en el fondo del mar durante años hasta que Omar lo despertó de una pedrada, pero ya se está haciendo demasiado tarde. ¿Por qué no os contamos mañana el final de la historia?

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