Dariya para encontrar el hammam Salama de Larache

Otman, anda, dime dónde hay un hammam por aquí cerca. Aunque todavía es sábado, temo perder la mañana del domingo buscándolo, así que ya ando preguntando. ¿Un hammam? Claro, cógete un petit y dile que te lleve al hammam Salama. Pero, ¡cómo voy a ir en taxi! Ni que fuera yo… y me callo porque hay cosas que mejor no mencionarlas, no vaya a ser que… Es que está muy lejos, no se puede ir a pie. Pero si en Marruecos hay un hammam en cada barrio, hombre. Ya, pero en la medina no quedan, salvo uno para mujeres. Vale, Otman, shukran, Allah iaunek, le contesto enfadado. Y me adentro en el zoco Chico confiando en tener allí más suerte.

¿Esperando un taxi?

Para mi sorpresa, tanto en la pastelería que vende regaifas con miel como en el cafetín desde donde se otea la playa Peligrosa, obtengo idéntica respuesta: Cógete un petit y dile que te lleve al hammam Salama. Y dale, uesh ana hua lma…, y no termino la frase por si acaso. Y también porque justo entonces llega Mohamed, al que no veo desde antes del corona. Ach ktaawd? ¿Qué te cuentas? Me casé, ya sabes, y pues nada más. Bueno, que estamos esperando un hijo. Neri, tabarakallah! Aunque me alegro muchísimo por ellos, prefiero no felicitarle en exceso, no se vaya a pensar que les estoy deseando que caigan en desgracia. Unta? Ach ktaaud? ¿Yo? He venido a Larache para ver una peli que rodamos aquí hace un año. ¿Cuándo? No sabía nada. Pues justo la semana del zelzel. Es curioso cómo desconoces palabras, pero al temblar la tierra, te parece que de siempre hablabas con fluidez sobre terremotos. Tabarakallah, ¿y te has casado ya? Mezel. Mohamed se ríe, aunque intuyo que no sabe muy bien cómo tomarse mi respuesta.

Ach ktaaud?

Por la mañana, aunque no madrugo tanto como había planeado, cuando salgo del Málaga, veo que Otman sigue durmiendo en la recepción. Me he aficionado a correr un rato antes del baño, y hoy además disfruto de la brisa marina mientras rodeo la cárcel que abriga el cementerio donde duermen Juan Goytisolo y Jean Genet, y recuerdo que la foto que hice de Diario del ladrón junto a la tumba Esta vez sí debería ser mi lectura de ramadán.

Lectura de ramadán

Cuando vuelvo a salir del Málaga, ahora con la bolsa del hammam, veo a Otman todavía bajo la manta. Horarios norteños. Me toca hacer lo que ayer pretendía evitar: Pedir indicaciones por calles semidesiertas. Antigua plaza de España, a un camarero: Salam aleykum. ¿Sabes dónde está el hammam Salama? Claro, hombre, pero mejor cógete un petit y dile que … Ya, ya, tú dime solo por qué calle debo ir, que de camino tengo que llamar a mi madre. La mención a la ualida, como de costumbre, funciona. Coge la segunda calle a la izquierda y tira niiiiiiiishan.

Dariya básico: nishan significa todo recto y niiiiiiiishan significa todo recto, pero lejísimos. Lejíííííísimos.

Cógete un petit…

Mi madre comunica, pero a cambio me llama mi hermano Tomás. ¿Qué haces? Estoy buscando el hammam Salama. Ah, bien, en eso no te puedo ayudar. Bueno, aparentemente, ni tú ni nadie. No aparece en Google, así que voy a la aventura.

Salam aleykum. El hammam Salama? Claro, pero está lejos. Cógete un petitShukran, shukran, ¿por aquí voy bien? Sí, pero mejor irías en petit. Hijo, Tomás, qué manía les ha entrado con que vaya en taxi. Si seguro que está aquí al lado… ¿Y por qué no vas en taxi, como te dicen? Mira, porque no. Bastante poco deporte hago.

Sidi, el hammam Salama? Intuyo que me voy acercando porque empiezan a indicarme dónde girar a la derecha para luego ir hasta el fondo. Sigo preguntando por si acaso. Un viandante, como no sabe decirme, para un coche para que me ayude y el panadero, que nos oye, también sale a indicarme y como voy hablando por teléfono, todos se me acercan para que el gauri no se extravíe.

¿Hammam Salama?

Cuando finalmente llego donde me han ido indicado, no hay cartel en ningún idioma que indique los baños. De repente me asusta el pitido de un coche desde donde el conductor me hace gestos. ¡Aquí está! Escucha, Tomás, esto es precioso. El señor que me estaba indicando antes me ha seguido para asegurarse.

Al entrar al hammam, le recrimino al zagori que cobra que no haya ningún letrero. Llevamos aquí toda la vida. Todo el mundo sabe dónde está el hammam Salama.

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