
Ya discutimos sobre cómo comportarse para parecernos a esos intrépidos peatones que pueblan las aceras (y las calzadas) de las calles de Marruecos. Hoy nos toca algo ciertamente más arriesgado, ha llegado el momento de montarnos en un coche. Si no quieres accidentarte en la primera curva, deberás imitarlos hasta en los detalles más mínimos. Resulta fundamental que, antes incluso de que abras la puerta, te olvides por completo de tu manera habitual de conducir. Elimina de tu cabeza todo lo que te hayas aprendido previamente. Si sigues las reglas habituales de circulación, ten por seguro que crearás un caos circulatorio tal que terminarás saliendo en los periódicos. El titular seguramente sería algo así como “Un gauri bloquea el tráfico de Marruecos por pararse en un stop”. Y encima te señalarán con el dedo: Pero ¿para qué te paras?

Antes de sentarte en el vehículo, recuerda que el uso del cinturón de seguridad no se estila por aquí, excepto como salvoconducto durante los controles policiales. Pero tienen los fabricantes de coches la absurda manía de incluir un molesto pitidito que se desactiva al meter el cinturón en una clavija. Déjalo bien metido para siempre, así podrás entrar, salir y conducir sin oír el maldito chivato y sin que nada te oprima la barriga. Ya estás dentro, recuerda que debes comportarte igual que los demás. Así que, sin meter la llave en el bombín, tienes que sacar el teléfono, llamar al primer contacto que se te pase por la cabeza y comenzar una larga conversación, que no importa si no tiene razón de ser: Kidir? Bejer? Fein uselti? Lo importante es que mantengas ocupada una mano porque, según lo que he visto durante años, en Marruecos lo normal es conducir con una sola mano. Si te quedas sin saldo en el móvil, manda uno de esos mensajes gratuitos para pedirle a un amigo que te contacte o, en el peor de los caos, finge que están hablando con alguien incluso si tienes el aparato desconectado. La clave es que ni por un momento se te ocurra coger el volante con las dos manos. ¡Menudo disparate! Solo imaginarme ese gesto, ya me hace pensar que se trata de una persona con algo que ocultar. No se te ocurra agarrarlo nunca como te enseñaron en clase.

Lógicamente todas estas innovaciones han tenido que ser incluidas en los programas de las autoescuelas, que se han visto obligadas a recortar en otras partes para no encarecer la formación y lamentablemente ya no da tiempo a explicar eso de ceder el paso o cuál es el uso adecuado de la señalización. De esta forma, los intermitentes, las luces de emergencia y las de antiniebla han quedado relegadas a un uso meramente festivo durante las bodas. No esperes por tanto que nadie indique su intención de girar en un cruce. ¿No es más emocionante así? Cada trayecto se convierte en una auténtica aventura. ¡Si lo hacen por nuestro disfrute! Sin embargo, cuando se casa un familiar, entonces todos tienen clarísimo como activar los indicadores y la avenida se transforma en una buganvilla a base de luces de colores al son de los cláxones.

A mí me habían enseñado que el claxon se debe utiliza para advertir sobre algún peligro, aunque yo mismo hace tiempo que lo uso para saludar a conocidos. Así que encuentro de lo más razonable que los marroquíes, con su irrefrenable creatividad, le hayan dado otros usos de mayor utilidad. En concreto aquí sirve para pedir disculpas, o al menos esa es la conclusión a la que he llegado después de observar el tráfico con detenimiento. La regla no falla, en cuanto un vehículo comete una imprudencia temeraria que a punto está de provocar una colisión múltiple, no son los otros conductores los que le pitan para abroncarlo como estoy acostumbrado a ver, sino que es el conductor distraído el que pide amablemente disculpas con un sonorísimo pitido acompañado de gritos coléricos, evidenciando la vergüenza que siente por el error cometido. Todos somos humanos.

Los taxistas, que están tanto tiempo al volante, lo utilizan a su manera. Lo aporrean continuamente para advertir de su llegada suicida. Es su forma de expresar a peatones y vehículos que la calle es suya y que les resultamos un estorbo. ¡Pobrecillos, llevan siempre tanta prisa! Me cuesta imaginarme trabajando de taxista en este país: una mano para el claxon y la otra para el teléfono. ¿Cómo logran conducir? Quizás es por eso que no giran en las rotondas.
Y tan cierto!, cuando cruzas la frontera hay que cambiar el chip, la preferencia en rotondas es para el mas osado, los adelantamientos cuando se pueda, con raya continúa o no, las luces a discreción de cada cual y solo debes preocupàrte de los guindillas con cine Exin que puñulan por arcenes, tras los setos o directam.ente escondidos tras los matojos en busca de su minuto de gloria.
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Cuánta razón tienes en lo de cambiar el chip. También hay que hacerlo a la vuelta a España…
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Todo lo que describes en este articulo es en general cierto. Pero, depende de la ciudad. Soy de Tetúan y aqui las cosas son un poco destintas. Lo que si te puedo asegurar es que la imprudencia temeraria suelen venir de conductores con matricula española y sobre todo los que salen el fin de semana de Ceuta hacia Maruecos.😊
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La verdad es que cuando subo a Tánger o a Tetuán me quedo fascinado viendo cómo los coches se paran en los pasos de cebra…
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Jaja, me ha divertido mucho
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Me alegro mucho. Yo también me he divertido escribiéndolo.
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