La bendición Vázquez

¿Acaso soy el único que llega tarde a todas las lecturas? Cuanto más frecuento ferias y debates, mayor es la certeza de mi incultura. Los conocidos hasta me preguntan para cerciorarse: ¿De verdad no has leído tal o cual libro? E intentan disimular su asombro ante mi respuesta con alguna justificación que no hace sino profundizar en la herida: No pasa nada, es que como dices que te interesa la literatura marroquí… Y añado entonces un nuevo nombre a la lista de imprescindibles.

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Printemps du livre

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Ángel Vázquez: una recuperación de la memoria

Por una vez, la fortuna me sonríe y descubro, en la Printemps du livre de Tánger, que Nejma ha editado un volumen sobre Ángel Vázquez. Lo llaman revista, aunque parezca un libro. Ya conozco los que han dedicado a otros autores que admiro (Genet, Bowles…), aunque me limité a adquirirlos y a guardarlos a la espera de que llegara su turno. ¿Solo a mí se me acumulan las lecturas? El caso es que, al verlo, recordé cuánto me había reído leyendo su Juanita Narboni y lo compré sin dudarlo. A pesar del entusiasmo inicial, terminé posponiendo la lectura, pues me encontraba enfrascado en otros textos. Luego lamenté no haber sido un poco más intuitivo al organizar mis prioridades. En cuanto supe de la presentación que tendría lugar en Madrid del monográfico, corrí apurado a rescatarlo. Precisamente ese día tenía previsto pasar por allí. Entonces quise acabarlo cuanto antes. Me molestaba la idea de estar en presencia de sus creadores sin ni siquiera haberlo abierto. Pero apenas pude completar el prólogo, lo justo para comprender que es un homenaje que compense la “deuda ética y literaria con el autor”. Ángel Vázquez: una recuperación de la memoria ha sido un proyecto liderado por dos; aquella tarde de septiembre pude saludar a Sonia García Soubriet y comprender que llegaba demasiado tarde para conocer a Selim Chérif, el traductor al francés de La vida perra de Juanita Narboni.

Quizás había escuchado antes lo de la maldición Vázquez, pero esa tarde se me fijó en la memoria. Todos parecen dar por segura su existencia. Cuando al día siguiente retomé la lectura, comprobé que su mención se repetía en distintos artículos: Vázquez, el escritor maldito, otra vez finalista… Entre todos me convencieron de que cada proyecto relacionado con este autor está condenado a enfrentarse a dificultades fuera de lo corriente; empezando por su propia obra, desde los cuentos iniciales hasta su último libro, el único que he leído. Y solo ahora comprendo que, en Vázquez, cada eslabón cuenta y que debería haber pasado antes por sus dos novelas previas. Ahora pretendo leerlas, pero ya me avisan de que me decepcionarán porque las compararé con la obra maestra que ya disfruté.

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La vida perra, de Pablo Macías y Soledad Villalba

¿No se me habrá pegado esa maldición de la que todos hablan? Sin buscarlas, las evidencian comienzan a florecer según avanzan las semanas. Primero está lo del nuevo documental, La vida perra, que se sumerge precisamente en este autor sobre el que ahora leo. No hay manera de verlo, si lo proyectan en la Casa Árabe de Madrid, yo llego una semana antes de tiempo y cuando lo echan en la Fundación Tres Culturas de Sevilla, yo aparezco una semana más tarde. Incluso me he perdido su proyección en el mítico cinéma Rif de Tánger porque precisamente esa semana viajaba a España. Para más inri, allá donde voy me encuentro a sus risueños autores, Pablo Macías y Soledad Villalba, como si la vida quisiera burlarse de mi mala suerte. ¡Qué digo mala suerte! Se trata sin duda de la propia maldición Vázquez.

Sin olvidarme de lo del café Pilo. Gracias al monográfico, he descubierto que allí se celebraban unas tertulias pilosóficas que frecuentaba Vázquez, amigos y otros intelectuales tangerinos. Durante mi última visita quise encontrar ese lugar. ¿Seguirá abierto? Google Maps me indica la dirección exacta, pero una vez llegó a la ubicación señalada, no hay ni rastro del Pilo. Pregunto en las tiendas cercanas y nadie sabe ayudarme. Recorro la calle Fes de arriba a abajo sin dar con la solución, tan solo me convenzo de que cualquier cosa relacionada con Vázquez está condenada.

Hoy he terminado la revista, que acaba con un recorrido por Tánger preparado por Selim Chérif donde detalla la dirección del café Pilo. ¡Qué suerte! También lo fue descubrir este volumen que me ha despertado el interés por nuevas lecturas y que celebra la existencia de La vida perra de Juanita Narboni. Somos afortunados sus lectores. Ahora comprendo que fue una bendición que alguien pusiera ese libro en mis manos.

6 comentarios sobre “La bendición Vázquez

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      1. Alberto, también a mí se me acumulan las lecturas…
        Yo nunca había oído hablar de Vázquez y me dan ganas de leer sus novelas.
        La forma en que cuentas las cosas siempre me genera curiosidad.
        Gracias por compartir. Un placer leerte

        Me gusta

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